Motivador del Mes - Agosto 2016

Depende de ti

Depende de ti. Otros podrán enseñarte, inspirarte, alentarte, ayudarte, motivarte, animarte, presentarte, conectarte con diversos recursos. Pero al fin y al cabo, eres tú quien debe hacer que debes hacer para delinear una vida en plenitud.

Pero no debes percibirlo como una carga. Porque que en realidad es una oportunidad. Porque la plenitud yace en el hacer, no en el tener. Si, por supuesto que lo que tú deseas es alcanzar tus metas. Pero no es realmente porque deseas poseer las cosas o situaciones que esas metas representan. Es porque deseas ser aquél que las haga realidad.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo empiezas desde donde ahora te encuentras y recorres tu camino en dirección a tu más elevada visión de lo que la vida puede llegar a ser, próspera y plena?

He aquí lo que haces. Haces algo por amor. Haces algo, no para hacer dinero ni para mejorar tu posición en la vida ni para conseguir más poder. Haces algo para marcar una diferencia para alguien, o para algo o para una organización o para una idea que te importa. Lo haces porque sabes que es lo correcto, que es lo que debes hacer.

Actuar basado en la necesidad te debilita. Actuar movido por el amor te fortalece.

Hay montones de desafíos en la vida, montones de pesadas cargas y adversidades. La vida no es justa. Aquellos que ostentan el poder suelen volverse más poderosos. Aquellos que son débiles a menudo sufren injustamente. Tú puedes hacer algo al respecto. Puedes marcar una verdadera diferencia, para ti mismo y para los demás. No, no vas a resolver los problemas de todo el mundo, no vas a corregir todas las injusticias y los abusos. Pero puedes ayudar al menos a una persona, probablemente a algunas pocas más, e incluso a mucha gente. No necesitas del permiso de nadie para hacerlo. No tienes que tener un montón de dinero ni de fama. Sólo hace falta que te importe, y que hagas algo respecto de eso que te importa. Y tú puedes hacerlo. Si lo permites, fluye naturalmente.

Tantas personas en estos tiempos parecen estar deseando, anhelando, demandando que otros resuelvan sus problemas. Pero se trata de una expectativa que, simplemente, no los llevará a ninguna parte. Al menos no a una que valga la pena. Si en algún momento te sientes tentado de adoptar una expectativa semejante, déjala de lado. Déjala ir, y reemplázala por la fuerza de la responsabilidad.

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